"El trabajo artístico de LUCE se explica a partir de tres cualidades personales que marcan toda su forma de hacer. En primer lugar, una insaciable curiosidad hacia el entorno en el que vive; en segundo, una finísima capacidad para captar lo excepcional especialmente en aquellos lugares donde parece no haber nada; y por último, un emocionante sentido del asombro que le hace celebrar hallazgos mínimos en los que descubre belleza y simpatía. LUCE funciona por ese orden: pasea, observa y desvela.
Su habilidad empezó a entrenarse en el campo del graffiti, que desde muy al comienzo entendió como una excusa para explorar la ciudad antes que como un fin en sí mismo. Pintar en la calle le inculcó el impulso para la acción directa y una acentuada autonomía, pero por otro lado, factores en el centro del movimiento graffitero, como pueden ser el afán de notoriedad y el espíritu competitivo, en LUCE son sustituidos por el interés en analizar el entorno urbano y provocar interacciones con las personas que con él lo comparten. De ninguna otra manera podrían entenderse las decenas de farolas alineadas que marcó con su nombre trazando avenidas enteras, llamándonos a preguntarnos en nuestros paseos cotidianos quién era LUCE y qué sentido tenía su acción.
La inquietud por generar llamadas de atención y suscitar preguntas en el observador ocasional llevó a LUCE a abandonar la escritura de su nombre, a desaparecer como intermediario. En ese momento, se inicia una segunda etapa en su trayectoria, en la que abre campo conservando los rasgos esenciales de su modo de trabajar. Al desprenderse de la rigidez de la plantilla imantada y del bote de pintura negra, empieza a descubrir nuevas técnicas que amplían sus posibilidades para divertirse y disfrutar. Y es que, en esta fase comienza a ganar importancia otro elemento clave en la obra de LUCE: el juego, lo lúdico. Una vía por la que se abren paso lo inesperado, lo sencillo, la poesía, lo caprichoso, lo gamberro y lo luminoso. Aparecen entonces un balcón repleto de pelotas de colores, encontradas en un rastreo por todos los solares de una ciudad y encestadas gracias a la ayuda de una pandilla de niños; la punta de un paraguas que asoma por un agujero en la fachada de una finca abandonada para de repente abrirse y quedar para siempre secuestrado; u otro agujero por el que esta vez surge un brazo, que con un rodillo y un extensor dibuja tres enormes flores de colores.
En su curiosidad por explorar nuevos medios y nuevos contextos, LUCE se ha abierto paso en el panorama artístico valenciano actual convirtiéndose en una figura tan singular como relevante. Su mirada desde la calle a la galería conecta con el trabajo de referentes reconocidos como Lawrence Weiner o Gordon Matta-Clark, pero LUCE también introduce en el museo la influencia intrusa de personajes enigmáticos que, como él, vuelcan su obsesividad en el territorio del área metropolitana de València (Abrillanto Suelos o A Sirenazos).
Su trayectoria evolutiva y en constante búsqueda, su capacidad para descubrir e intervenir en espacios de entrelínea, y su condición de elemento extraño al tiempo que familiar convierten a LUCE en una excepción necesaria en nuestro entorno urbano y en nuestro circuito artístico, en un puente que conecta un medio y el otro, recordándonos que es vital sacudir de cuando en cuando nuestros lugares comunes con gestos tan sencillos como pasearlos, observarlos y desvelarlos."
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